Todos juntos
Un espacio propuesto por EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO

jueves, 31 de enero de 2013

UBUNTU



Un antropólogo propuso un juego a los niños de una tribu africana. Puso una canasta llena de frutas cerca de un árbol y les dijo que aquel que llegara primero ganaría todas las frutas.  Cuando dió la señal para que corrieran, todos los niños se cogieron de las manos y corrieron juntos, luego se sentaron juntos a disfrutar del premio.
Cuando les preguntó por qué habían corrido así, si uno solo podía ganar, le respondieron:  UBUNTU ¿Cómo uno de nosotros podría estar feliz si todos los demás están tristes?

UBUNTU, en la cultura Xhosa significa: “Yo soy porque nosotros somos". 

miércoles, 30 de enero de 2013

NUEVO LIBRO


"EL ECUMENISMO EN LA VIDA Y OBRA DE D. JULIÁN GARCÍA HERNANDO" (Rodenas Ciller, Elvira)

Hablar de D. Julián es hablar de ecumenismo y de su historia, de espiritualidad y pastoral ecuménica, de un ecumenismo vivido y contado por sus propios protagonistas en el que se entremezclan historia, doctrina, espiritualidad y estudio bíblico con el trabajo ecuménico y el contexto histórico, social y religioso del mundo en el que se desarrolla. D. Julián en toda su obra estuvo unido a muchos amigos y hermanos de otras confesiones cristianas, había adoptado como base de su vida el principio de Lund: «Hacer juntos todo aquello que la propia conciencia no nos obligue a hacer por separado», y para ser fiel a este principio se han acompañado sus escritos con algunos de los autores con los que colaboró, protestantes, ortodoxos, anglicanos, bautistas, metodistas, adventistas, sacerdotes, obispos, pastores, laicos, teólogos, hombres y mujeres. Aunque no puede negar D. Julián la preocupación por los pasos ecuménicos de la Iglesia católica, mayoritaria entre las Iglesias cristianas y con el Primado de Pedro de unidad y concordia, nunca de separación, que como padre y pastor debe salir en busca de todos sus hijos y hacer avanzar el movimiento ecuménico. 

DICE EL PRÓLOGO:

El libro que tienes en tus manos no ha salido a la luz por casualidad, sino como proyección de un carisma de la Iglesia, hoy más urgente que nunca por el pluralismo que vivimos entre diferentes credos en un mundo globalizado.

El personaje a quien está dedicada esta obra es poco conocido en niveles eclesiales, y más desconocido en la sociedad. D. Julián García Hernando era un hombre sabio por su humildad, tan profunda que le hacía pasar por la realidad de la vida como una persona sin importancia.

Era dialogante, de gran generosidad, continuo emprendedor en la búsqueda de los hermanos de otras confesiones cristianas, rompedor de prejuicios, entusiasta del concilio Vaticano II, de considerable talla moral, un verdadero hombre de Dios, respetuoso con todos, sencillo y profundo. No se sentía superior a nadie, de gran bondad de corazón y gran capacidad de persuadir o disuadir suavemente. De profundos conocimientos, paciente, fiel, constante, creía en lo que hacía. Cercano, muy amable, consecuente siempre y capaz de ganarse la confianza de las personas. Su recuerdo es imborrable en el ecumenismo, tanto a escala nacional como internacional.

Las Misioneras no podíamos guardar para nosotras solas esta pequeña figura de hombre con gran estatura ante Dios, y menos en el 50 Aniversario de nuestra fundación. Si hemos recibido una herencia de D. Julián no debemos acapararla. La confianza en Dios le dio el valor de anticipar a menudo el movimiento de la historia. Abrió caminos allí donde otros no los divisaban. Su sencillez le comunicaba una fuerza persuasiva muy particular, una dulzura invencible. Y los caminos abiertos por él, cuando su aliento de servicio y su decidido compromiso por la unidad siguen presente en nosotras, los queremos seguir trasmitiendo con la entrega de nuestras vidas por la unidad y la reconciliación de los cristianos, encargo que nos ha dejado para trabajar en favor del encuentro definitivo de todos los creyentes en Cristo.
Esta herencia recibida no solo nos ha marcado un camino, sino un estilo de vida que no podemos menos de comunicar.

Vamos a encontrar en este libro a un hombre que recorrió muchos lugares con una lucecita en una mano y el mundo en la otra, como lo pintó en una caricatura su buen amigo Bartolomé de Almería hace ya varios años. Así, andariego como santa Teresa a la que tenía gran admiración, vamos a encontrar a D. Julián por tantas partes del mundo, siempre lleno de amor a la Iglesia a la que consideraba peregrina, haciéndose él mismo peregrino. Nunca escatimó esfuerzos y desvelos para trabajar por su querida Iglesia. Tenía una fuerza interior que lo arrastraba sin demora a todo lo que tuviera que realizar por ella. Su pasión era laborar día y noche, para que fuera «una» y más creíble a la sociedad.

Esta labor de investigación y publicación la tomó a su cargo Elvira Rodenas Ciller, dra. en Ciencias Químicas, catedrática de Química Física de la Universidad de Alcalá, lda. en Estudios Eclesiásticos y Teología Espiritual por la Universidad Pontificia Comillas y autora del libro Thomas Merton. El hombre y la vida interior. Elvira, había llegado al ecumenismo no hacía mucho tiempo, pero se sintió admirada e interpelada en los últimos años de la vida de D. Julián, y después de más de dos años y medio de intenso trabajo pone en nuestras manos este interesante volumen. No podemos más que expresarle nuestro agradecimiento por el magnífico trabajo realizado. En sus páginas encontramos datos biográficos de este gran ecumenista español, pero solo los imprescindibles. No se trata de una biografía. El título de la obra El ecumenismo a través de la vida y obra de Mons. D. Julián García Hernando nos indica que la autora escudriña en el amplio y profundo pensamiento de nuestro fundador sobre el ecumenismo a lo largo de más de cincuenta años.

Los escritos de D. Julián recogidos contienen una bellísima y profunda manifestación ecuménica rayana en la poesía, expresión viva del sentimiento y vida que para él contenía el ecumenismo, sus palabras resuenan vibrantes por el amor y la pasión que suponía para él la búsqueda de la unión de los cristianos. Ese más de medio siglo, comprende toda la trayectoria del movimiento ecuménico en España y las enseñanzas ecuménicas del concilio Vaticano II. No solamente las contenidas en el documento Unitatis redintegratio sino la doctrina ecuménica transversal a todos los documentos del concilio.

Al finalizar la lectura del libro se tiene la impresión de haberse zambullido en un enciclopédico mar de temas ecuménicos. D. Julián escribió sobre muchos de los temas referentes a la unión de los cristianos, y la autora expone la opinión de nuestro fundador sobre ellos. Después de presentar en la Introducción los conceptos básicos para comprender el movimiento ecuménico, nos brinda un amplio elenco de datos acerca de la vida del padre con hechos tan importantescomo la fundación de las Misioneras de la Unidad, su trabajo al frente del Secretariado de Relaciones Interconfesionales, las peregrinaciones ecuménicas en Europa e Hispanoamérica, los trabajos del Comité Cristiano Interconfesional, las famosas Jornadas Ecuménicas Interconfesionales, o las reuniones internacionales e interconfesionales de la IEF, «Asociación Ecuménica Internacional». Aborda uno de los aspectos fundamentales del ecumenismo: la oración que nos introduce en el conocimiento, pensamientos y vivencias de D. Julián sobre el Octavario de Oración por la Unidad, la Semana de Oración hasta el inolvidable Monasterio Invisible, para finalizar con unas maravillosas pinceladas sobre los Encuentros Interconfesionales de Religiosas, el monacato en el mundo y sobre la realidad ecuménica de Taizé. Como para todo ecumenista, para D. Julián la oración es sustancial en el ecumenismo. Recordemos que tituló uno de sus libros: La unidad es la meta, la oración el camino.

D. Julián con su intensa actividad se hizo presente en las distintas iglesias, confesiones, incluso en las sectas. Trabajó y buscó a todos para la unidad. Vivió intensamente el pluralismo religioso, y el trato con todas las tradiciones fue constante, adquiriendo así una singular riqueza ecuménica. Este acercamiento a las otras iglesias quedó patente en su presencia y colaboración con el Consejo Mundial de las Iglesias, a muchas de cuyas asambleas generales tuvo la gracia de asistir. Sus narraciones y comentarios contienen claridad y exactitud, fruto de su profundo conocimiento sobre ellas, desde Upsala (1968) hasta Porto Alegre (2006). También participó en las asambleas ecuménicas de Europa, Basilea (1989) y Graz (1997), y fue trascendental para su profundo conocimiento ecuménico el estudio y análisis de los documentos sobre los distintos aspectos del ecumenismo de los papas, desde Juan XXIII a Juan Pablo II.

Nuestro presente ecuménico es incierto, como se desprende de estas páginas saturadas de doctrinas y acontecimientos ecuménicos. Sin embargo, y para evitar el desánimo, concluye Elvira con lo que llama «Reflexión final», que recoge las palabras del Patriarca de Alejandría, Pártenos, en la Asamblea del CMI de Canberra (1991):

Permanezcamos siempre fieles en nuestro camino hacia la unidad.
La unidad no es pura imaginación, ni un sueño irrealizable.
Existe en Dios Padre, Dios Cristo, y Dios Espíritu Santo. Existe invisible en la Santísima Trinidad y en la Iglesia. Lo que buscamos es la unidad visible. Es una tarea santa, el esfuerzo diario de las iglesias. No tiene importancia saber cuándo se logrará el objetivo, lo importante es la fidelidad a este esfuerzo en el ministerio y en el testimonio de la unidad. La unidad completa se logrará en la plenitud del tiempo propio de Dios. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo están trabajando para conseguirla…

Por todas estas coordenadas transcurre el libro, y el lector, que habrá quedado lleno de conocimientos referentes a la acción ecuménica en busca de la unión cristiana, y un tanto preocupado por la aparente imposibilidad de conseguirla, puede reposar tranquilo sabiendo que la unión cristiana es un misterio de Dios y que Él nos conduce sin cesar a ella.

Al enfrentar todas estas páginas surgen dos preguntas: ¿Cómo D. Julián pudo hacer tanto? ¿Cómo la autora ha podido investigar y sintetizar tanto?

M.ª José Delgado Merino
Misionera de la Unidad

Si desea adquirir algún ejemplar de este libro, por favor póngase en contacto con: 
CENTRO ECUMÉNICO MISIONERAS DE LA UNIDAD 
C/ José Arcones Gil,37,2º. - 28017 MADRID, ESPAÑA 
Tlf: [34] + 913675840 - Fax: [34] + 913770685 
centro2003@centroecumenico.org / infoekumene@centroecumenico.org 


martes, 29 de enero de 2013

Taizé Huesca

Oración al estilo de Taizé


Os recordamos la próxima oración de Taizé :
El domingo 3 de febrero, a las 19'00 horas, en la iglesia de María Auxiliadora de Huesca (Salesianos)

lunes, 28 de enero de 2013

Hector Vall en COPE Jaca

Hector Vall. Sabiñánigo 26 enero 2013

Sigue la entrevista que Cristobal Cabezas realizó a Hector Vall, invitado por el EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO a la clausura de la Semana de Oración por la Unidad de los cristianos en Sabiñánigo y que impartió una conferencia-coloquio con el título: "Origen de la división de las iglesias y proceso de unión". En COPE Jaca. 
(Minuto 17 del programa)

ENLACE: http://www.cope.es/player/id=2013012518420001&activo=10



domingo, 27 de enero de 2013

Apoyo a Tierra Santa


Comunicado final de la Coordinadora de Conferencias Episcopales en Apoyo a los Cristianos de Tierra Santa

"Nuestra fe se ha enriquecido con el valor y la fortaleza de las personas que hemos encontrado"

Desde que los Obispos que forman parte de la Coordinadora de las Conferencias Episcopales en apoyo a los Cristianos de Tierra Santa se reunieron en enero de 2012, el pueblo de esta región ha vivido acontecimientos oscuros y dramáticos: el conflicto en Gaza y el sur de Israel; la guerra civil en Siria, que ha dado lugar a un gran número de refugiados que han tenido que huir hacia otros países, produciéndose una enorme tensión sobre sus recursos; y un aumento de la polarización entre Israel y Palestina. Estos hechos han supuesto un profundo desasosiego para todos en esta región, para los israelíes, palestinos, judíos, musulmanes, y en particular para la menguante población cristiana.

Este año hemos podido tener encuentros con comunidades Cristianas de Gaza, Belén, Beit Jala, Mádaba y Zarqa. En el Valle de Cremisán hemos tenido conocimiento sobre las luchas legales para proteger las tierras de las poblaciones locales y las instituciones religiosas en cuanto a la invasión que significa la Barrera de Seguridad ("el Muro"). Nos comprometemos a continuar instando a nuestros respectivos gobiernos a que actúen para evitar esta injusticia. Hemos podido escuchar un testimonio conmovedor por parte de las religiosas implicadas en la atención a trabajadores emigrantes, víctimas de la trata y presos.

Nuestra fe se ha enriquecido con el valor y ​​la fortaleza de las personas que hemos encontrado: aquellos con los que hemos compartido una gozosa celebración de la Misa en Zarqa, Jordania; los que cuidan de personas vulnerables, como los refugiados de Siria y de Irak que huyen del terror y la violencia; los que luchan contra la opresión y la inseguridad en los países que conforman la Tierra Santa. Hemos captado la necesidad de promover una paz justa y una llamada a las comunidades Cristianas en nuestros países de origen y a las personas de buena voluntad de todo el mundo para que apoyen la labor que se lleva a cabo en esta región para construir un futuro mejor. Buenos ejemplos son los dos organismos que hemos visitado: el Servicio Católico de Ayuda de EE.UU. (Catholic Relief Services) en Gaza y el programa para los refugiados de Cáritas de Jordania.

También hemos escuchado la llamada a reconocer y a comunicar a todos como la fe en Dios ilumina la vida de las personas en la Tierra Santa. Una de las maneras de llevarlo a cabo es el compromiso de la Iglesia en favor de la educación, una inversión tangible para el futuro. Uno de los lugares donde esto se hace más evidente es en la Universidad de Belén, donde nos impresionaron los testimonios de los estudiantes, y en la Universidad Americana de Mádaba, en Jordania. En 2009, el Papa Benedicto XVI exhortó a profesores y estudiantes de la región a ser constructores de una sociedad justa y pacífica formada por personas de diferentes orígenes religiosos y étnicos.

Conjuntamente con los Obispos locales, animamos a dar un apoyo práctico a las personas vulnerables, a la formación de los jóvenes y a todos los esfuerzos por la promoción de la paz. Animamos a los cristianos a venir en peregrinación a Tierra Santa, donde experimentarán la misma cálida hospitalidad que nosotros hemos recibido. Trabajaremos fuertemente para convencer a nuestros respectivos Gobiernos para que reconozcan las causas profundas del sufrimiento en esta tierra e intensifiquen sus esfuerzos por una paz justa. Nos hacemos eco del llamamiento que el Papa Benedicto XVI ha hecho recientemente en su Discurso al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede: "Después del reconocimiento de Palestina como Estado observador no miembro de las Naciones Unidas, vuelvo a expresar la esperanza que, con el apoyo de la comunidad internacional, los Israelíes y los Palestinos se comprometan por una coexistencia pacífica en el marco de dos Estados soberanos, donde se preserven y garanticen el respeto de la justicia y las aspiraciones legítimas de los dos pueblos. ¡Jerusalén, sé lo que tu nombre significa! Una ciudad de paz, no una de división".

Con palabras de uno de los Salmos, que cada día rezamos juntos: "Desead la paz a Jerusalén" (Salmo 122,6).

(Traducción no oficial)


viernes, 25 de enero de 2013

Hoy en la prensa provincial

En el Diario del Alto Aragón de Huesca: 




Domec habla de la sociedad actual en el encuentro ecuménico de Sabiñánigo


Los grupos cristianos se reunieron en la parroquia de Cristo Rey

MERCEDES PORTELLA
25/01/2013

SABIÑÁNIGO.- Sabiñánigo celebra la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos con un encuentro organizado por el Equipo Ecuménico, que tuvo lugar el pasado miércoles en el Club Parroquial Cristo Rey de la localidad serrablesa con la participación de cristianos de distintas iglesias: católicos, protestantes, anglicanos, adventistas… En esta ocasión predicó Miguel Ángel Domec, párroco de la Catedral de Jaca, que habló de la situación actual de la sociedad "embarcada no sólo en una crisis económica sino también en una crisis de idolatría, de injusticia y de falta de amor y de honradez, lo que traspasa no sólo el ámbito del cristianismo sino de todos los ciudadanos independientemente de su condición y creencia", argumentó.

ENLACE:  http://www.diariodelaltoaragon.es/NoticiasDetalle.aspx?Id=790257


25 enero. Reflexión del Prof. Dr. Pedro Langa Aguilar, OSA


CAMINAR EN CELEBRACIÓN

Viernes, 25 de enero.- «Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres» (Flp 4,4).

El texto paulino de gaudete habla de celebrar no en el sentido de festejos de un exitoso desenlace final, sino como signo de esperanza en Dios y en su justicia. Así también esta Semana de Oración por la Unidad u Octavario que hoy concluye es nuestro signo de esperanza y de fe en alcanzar la meta de nuestra anhelada Unidad en los tiempos de Dios y con los medios de Dios.Caminar humildemente con Dios significa dejarse ganar por él y discurrir bajo su amparo con aire festivo y de fraterna celebración. Desde la cárcel, Pablo exhorta a la comunidad cristiana de Filipos: «Vivid siempre alegres en el Señor». La celebración va, en la Biblia, unida a la esperanza en la fidelidad de Dios. Mientras oramos por la Unidad de los cristianos en esta Semana, dirigimos la mirada hacia la celebración de la vida que vemos en la India, por ejemplo, resaltando la fidelidad de los dalits a su identidad cristiana en el contexto de su incesante lucha por la vida. Del mismo modo, nuestra celebración por la Unidad cristiana todavía por lograr se apoya en la esperanza de que el ut unum sintde Cristo al Padre (Jn 17,21) hallará cumplimiento, según avanzó sabiamente el lazarista lionés Paul Couturier, «cuando Dios quiera y con los medios que quiera». La Unidad es don de Dios y se basa en la certidumbre de que Dios nos llama a trabajar por ella según el exhorto paulino a los filipenses: «En cualquier situación, presentad a Dios vuestros deseos, acompañando vuestras oraciones y súplicas con un corazón agradecido» (Flp 4,6). Caminar hacia la Unidad de los cristianos exige, por eso mismo,hacerlo humildemente con Dios en celebración, oración y esperanza ininterrumpidas.

Llene el Espíritu Santo nuestras comunidades de gozo y celebración, de suerte que podamos apreciar la Unidad ya compartida y busquemos la que aún falta por conseguir. Todo un ejemplo de fe y esperanza el de esos pueblos que no se resignan a que su dignidad sea menoscabada. Su alegría y su resistencia perseverantes sirven de sobrenatural estímulo en el campo ecuménico. Ojalá contribuyan también a que  en el nombre de Cristo podamos todos caminar juntos en el amor, alzando una sola voz de alabanza y cantando al unísono una única plegaria de adoración. ¿Qué exige el Señor de nosotros? La respuesta al profeta Miqueas en esta clausura del Octavario se antoja clara y prudente: Caminar en celebración, es decir: caminar celebrando y celebrar caminando. San Agustín explica el porqué: «A muchos hizo hijos de Dios el Hijo único de Dios. Con su sangre compró hermanos; siendo él reprobado los aprobó, vendido los rescató, ultrajado los honró, muerto los vivificó» (Serm. 171,5). Ecumenismo y cristología, consiguientemente, discurriendo en perfecto consorcio y dulce armonía, en íntima simbiosis y alegre comunión.

«Discurrir bajo el amparo de Dios con aire festivo y de fraterna celebración»


Pedro Langa Aguilar

HECTOR VALL EN SABIÑÁNIGO


CHARLA-COLOQUIO

“Origen de la división de las iglesias y proceso de unión”
por Hector Vall

CASA DE LA CULTURA ANTONIO DURÁN GUDIOL de SABIÑÁNIGO
Sábado 26 de enero. 20.00 horas

(Colabora Ayuntamiento de Sabiñánigo)


Hector Vall, s.j.

Nacido  en Bañolas (Girona), el 27 de octubre de 1935.

- Ordenado sacerdote: 14 de julio de 1967
- Licenciado en Filosofía y en Teología Ecuménica.
- Doctor en Teología en Mainz (Alemania) y París (Francia) (1971 – 1973)
 
      Actividad académica:
- En el Institut Supérieur d'Estudes Oecumeniques de París
- En el Institut für Europäische Geschichte de Mainz (Alemania)
- Profesor de Ecumenismo en la Facultad de Teología de Cataluña
- Profesor de Eclesiología y Ecumenismo en la Facultad San Francisco de Borja y en el Instituto de Teologís Fundamental en san Cugat del Vallés (Barcelona)
- Rector del Centro Borja (1982 – 1988)
- Ex-consultor de Ecumenismo de la Comisión Episcopal de Relaciones Interconfesionales de la Conferencia Episcopal Española.
- Delegado en las Asambleas Ecuménicas Europeas de Basilea (1989) y de Graz (1997)
- Rector del Pontificio Istituto Orientale de Roma (1998-2007) (9 años).
- Profesor de ecumenismo ordinario del PIO y profesor invitado en la Pontifícia Universidad Gregoriana (1998-2008)
- Miembro de la Comisión Internacional para el diálogo Ortodoxo-Católico: Belgrado, Ravena, Xipre, Viena
- Visitador Pontificio de los Colegios Orientales de Roma y del mundo (2009-2010-2011)
- Presidente de la Fundación Balmesiana, desde enero de 2011

LIBROS
  • La tesis: Iglesias e ideología nazi. El Sínodo de Barmen-1934, Sígueme, 1976
  • A la búsqueda de una nueva sociedad. Dimensión social del Ecumenismo. Atenas, 1997
  • Edición del De servo arbitrio y de libero arbitrio, (Luter-Erasme), Edicions 62,  año 1996

Organiza EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO

jueves, 24 de enero de 2013

24 enero. Reflexión del Prof. Dr. Pedro Langa Aguilar, OSA


CAMINAR EN SOLIDARIDAD

Jueves, 24 de enero.- «Y acercándose, vendó sus heridas» (Lc10,34)

Caminar en solidaridad entraña comprometerse no sólo con el creyente como individuo, sino también con la misma comunidad. Vocación de la Iglesia es compartir el sufrimiento mediante la defensa y cuidado de los pobres, necesitados,malheridos y marginados. Hasta el logotipo del Octavario del 2013 ilustra el mensaje. Dice san Lucas que «los creyentes vivían unidos y lo tenían todo en común» (Hch 2,44). La pregunta es inevitable: ¿Qué unidad buscamos? La Comisión Fe y Constitución, que incluye a las Iglesias y Comunidades del Consejo Ecuménico de las Iglesias, y a la Católica, habla de «la unidad visible en una fe y en una comunión eucarística». Es mucho pedir, sin duda. Pero no es imposible. El movimiento ecuménico, mientras tanto,ha de afrontar las divisiones con visión de la unidad visible y deseo de superar cuanto perjudique a los hombres y los mantenga separados. La Iglesia, en suma,debe compartir el sufrimiento de todos, y promover la defensa y el cuidado de cuantos, bajando de Jerusalén a Jericó, siguen cayendo en manos de bandidos que los muelen a palos.

Cumple denunciar las estructuras injustas y acometer su transformación. Las Iglesias están llamadas a proclamar sin tregua las palabras sanadoras de Jesús. Este fiel testimonio puede implicar a los cristianos en el sufrimiento por causa del Evangelio. Llamadas a curar y reconciliar relaciones humanas rotas y a ser el instrumento de Dios para reconciliar allí donde hay divisiones y odio, su imagen bíblica de Iglesias unidas y solidarias con el oprimido no es otra que la famosa parábola del buen samaritano, del que, pese a no ser judío, «acercándose, vendó sus heridas».Los organizadores del Octavario 2013, sensibles al drama tercermundista de la India, afirman que, a semejanza de los dalits allí, el buen samaritano proviene de una comunidad despreciada y proscrita y es el que en la parábola se ocupa del hombre abandonado al borde del camino y el que proclama a través de su solidaridad concreta la esperanza y el consuelo del Evangelio, consuelo de todos. Caminar hacia la Unidad de los cristianos es, pues, inseparable de hacerlo humildemente con Dios en solidaridad con cualquier necesitado de justicia y de cariño. No debieran las Iglesias, por tanto, limitarse a esfuerzos de un pluriverso solidario. Su aspiración, más bien, debe ser la Unidad visible. El mismo Dios uno y trino nos ofrece un ejemplo único de interdependencia, de relaciones de amor y de solidaridad. Bueno será, por eso, acudir a Él para que nos enseñe a compartir la esperanza encontrada en las personas que en todo el mundo luchan por la vida. Que dicha perseverancia nos inspire para superar las divisiones y para vivir unánimes y concordes, caminando juntos y en solidaridad hacia el Dios uno y trino por medio de Jesús, el del ut unum sint (Jn 17,21).

La entraña de la solidaridad es ecumenismo puro

Pedro Langa Aguilar

miércoles, 23 de enero de 2013

23 enero. Reflexión del Prof. Dr. Pedro Langa Aguilar, OSA



CAMINAR MÁS ALLÁ DE LAS BARRERAS

Miércoles, 23 de enero.- «De los dos pueblos hizo uno, derribando el muro que los separaba» (Ef  2,14).

Caminar con Dios significa dejar atrás las barreras que dividen y perjudican a sus hijos. El apóstol san Pablo, que supo largo de Unidad en la Iglesia, experimentó, pese a todo, divisiones devastadoras en la comunidad cristiana primitiva y tuvo que atar corto entre cristianos gentiles y judíos. Ante esta barrera y todas las que después vendrían, terció de esta guisa:«Cristo es nuestra paz. Él ha hecho de ambos pueblos uno solo; él ha derribado el muro de odio que los separaba». Y el Obispo de Hipona, san Agustín, matizaría siglos más tarde con su habitual agudeza: «Nuestra paz es Cristo. La paz hace de dos cosas una sola, no dos de una» (Serm. 47, 22). Todas las profundas barreras del mundo antiguo –y las que, a día de hoy, todavía se interponen en el camino de la Unidad- fueron eliminadas de una vez y para siempre por Cristo, ya que en la cruz creó en sí mismo una nueva humanidad. Para un mundo en el que las barreras religiosas son con frecuencia tan difíciles de vencer, los cristianos -pequeña minoría en el multirreligioso contexto de no pocos rincones del orbe, la misma India, sin ir más lejos-, nos recuerdan con su caritativa actitud la importancia del diálogo y de la colaboración entre religiones. Jesús y sus discípulos fueron capaces de abatir los muros  humanos y las fronteras del mundo antiguo. Pero el Gólgota nos dice a qué precio. Caminar hoy con Dios exige ir más allá de los impedimentos que separan a los cristianos unos de otros y de las personas de otras creencias. El camino hacia la Unidad cristiana está pidiendo a gritos dejarse llevar por Dios y, con el estímulo de su gracia saludable, cruzar animosos la policromada valla del arco iris para ganar el horizonte infinito de los cielos azules.

Desafían los muros y barreras de la codicia, del prejuicio y del desprecio que a diario construimos en el entorno y que nos separan dentro de las Iglesias y entre ellas, como también de las personas de otras creencias, sobre cuyos seguidores pensamos -¡qué osadía la nuestra!- que son menos importantes que nosotros. Urge por eso pedir al Espíritu valor para librar indemnes tanta carrera de obstáculos. La oración será la palanca que ayude a remover las piedras y cascotes caídos por el camino. Con Cristo será posible discurrir incluso por veredas desconocidas llevando su mensaje de amorosa aceptación y beneficiosa unidad al mundo todo. Sólo el Dios de vida podrá infundirnos la vida de Dios: esa que allana diferencias y aviva similitudes entre lo que supone caminar más allá de las barreras que separan a los cristianos y más lejos también de las que existen entre el cristianismo y las otras religiones.De los dos pueblos hizo uno, derribando el muro que los separaba, es cierto. Pero la pregunta irrumpe inevitable: ¿Será utopía pensar que el ecumenismo puede con todo esto?

A pesar de las dificultades el ecumenismo, que es gracia, siempre vence

Pedro Langa Aguilar

Hoy en el Diario del AltoAragón de Huesca

Confesiones cristianas se reúnen en Sabiñánigo

                      MERCEDES PORTELLA. 23/01/2013

SABIÑÁNIGO.- Con motivo de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, el Equipo Ecuménico Sabiñánigo ha preparado para hoy un encuentro con el lema "¿Qué quieres Señor de nosotros ", en el que participarán cristianos de distintas iglesias, católicos, protestantes, anglicanos, adventistas…, y que tendrá lugar a las ocho y media de la tarde en el Club Parroquial Cristo Rey de Sabiñánigo.

 

ENLACE:

 http://www.diariodelaltoaragon.es/NoticiasDetalle.aspx?Id=789928

martes, 22 de enero de 2013

22 enero. Reflexión del Prof. Dr. Pedro Langa Aguilar, OSA


CAMINAR COMO AMIGOS DE JESÚS

Martes, 22 de enero.- «A vosotros os he llamado amigos» (Jn 15,15b)

Campean en este día del Octavario las imágenes bíblicas del amor humano y la amistad en cuanto modelo del amor de un Dios amigo de los hombres. Vernos así, como amigos muy amados de Dios, trae consecuencias a nuestras relaciones en la comunidad de Jesús. Dentro de la Iglesia, cualquier exclusión es incompatible con una comunidad donde todos son por igual los amigos muy amados de Señor. La hospitalidad hacia los amigos en Cristo no se compadece, siendo así, con la simulación ni la mentira. «Debemos acoger(los), para ser (sus) colaboradores en la obra de la Verdad» (3 Jn 8). Caminar humildemente con Dios, por otra parte, no implica necesariamente hacerlo solos. Quiere decir, más bien, pisar caminos rectos junto a quienes son signos vivientes de la presencia de Dios entre nosotros, o sea nuestros amigos.

«Os llamo amigos», dice Jesús en el evangelio de Juan. En la libertad del amor, podemos escoger a nuestros amigos y ser escogidos como amigos por quienes son nuestros amigos. «No me elegisteis vosotros a mí; fui yo quien os elegí», matiza el Señor. Y san Agustín comenta: «fuimos elegidos para que por la gracia de quien nos ha elegido seamos buenos» (In Io. eu. tr. 86,3).  La amistad de Jesús con cada uno de nosotros transfigura nuestras relaciones con la familia y la sociedad. Nos habla del amor profundo y duradero de Dios por todos y cada uno.Es testigo de la pasión entre amantes que trasciende las barreras impuestas por la sociedad. La llamada a ser amigos con los amigos de Jesús -he ahí la vocación del ecumenista-, es otro modo de comprender la Unidad de los cristianos por la que oramos en esta semana. Los cristianos esparcidos por la Ecumene deben sentir como propia la llamada a ser amigos de cuantos luchan contra la discriminación y la injusticia. Caminar hacia la Unidad cristiana exige ir humildemente de camino con Dios en compañía de los amigos de Jesús, aunque subsistan discrepancias y falten aún trechos hasta la plena comunión. Desde el primer hálito de nuestro existir Jesús nos ofreció su vida, su amistad, su amor. Un amor sin límites. Una amistad sin condiciones. Una vida total. Y su amor abraza a todas las personas, especialmente a los que son excluidos o rechazados por motivos humanos de casta, raza, color o religión. Seguros y confiados en Cristo, fuente de nuestra dignidad, piden los cristianos en estos días de Octavario caminar juntos y de modo solidario hacia los demás mientras a ellos se abrazan en el Espíritu como hijos que son de Dios. Llama Cristo, y llama a todos, para que cada uno forme parte de su comunidad. Todos, en consecuencia, están invitados a ser amigos de Jesús por encima incluso de las mismas diferencias eclesiales. El ecumenismo, en fin, es llamada, sí. Pero también es respuesta. Respuesta de fe, de amor, de unidad.

Benedicto XVI en su reciente viaje a Líbano

Pedro Langa Aguilar

lunes, 21 de enero de 2013

21 enero. Reflexión del Prof. Dr. Pedro Langa Aguilar, OSA


CAMINAR COMO HIJOS DE LA TIERRA

Lunes, 21 de enero.- «Y untó con el barro los ojos del ciego» (Jn 9,6b)

Cuidar el medio ambiente supone tomar conciencia de nuestro sitio en la creación, defender el ecosistema y apostar por lo que ahora se denomina ecologismo. Buena ocasión la del Año de la Fe para recordar que la paz y la unidad serán plenas si se basan en la justicia. Llamados a caminar humildemente con Dios, a los ecumenistas no les será difícil sentirse parte de la creación y beneficiarios de los divinos dones. Hay ahora un creciente reconocimiento de que los asuntos ecológicos forman parte del caminar humildemente con Dios, el Creador, ya que cuanto nos circunda dimana de su próvido cuerno de la abundancia. De ahí que desde el 1 de septiembre al 4 de octubre se invite a celebrar el Tiempo para la Creación, práctica de cada vez más Iglesias. En 1989 el patriarca ecuménico Dimitrios I proclamó la del 1 de septiembre como jornada de oración a favor del medio ambiente, del sentimiento puro de naturaleza y del amor al planeta errático y desnudo. De ahí que el calendario litúrgico de la Iglesia ortodoxa empiece ese día conmemorando la creación del mundo por Dios. El 4 de octubre muchas Iglesias occidentales celebran a san Francisco de Asís, autor del Cántico de las criaturas, que es como apostar por un ecologismo a lo divino. El comienzo y el final del Tiempo para la Creación están así ligados a la responsabilidad por lo creado en la tradición cristiana oriental y occidental, respectivamente. No estará de más recordar que Su Santidad Bartolomé I viene también apostando de un tiempo a esta parte por la ecología cada vez que organiza ese crucero anual con líderes religiosos que suelen sumarse gustosos a tan oportuna idea surcando juntos las aguas ya del Báltico, ya del Nilo, ya de  donde sea.

La historia cristiana es de redención para lo creado. La fe en Dios hecho hombre en tiempo y lugar concretos comporta, entre cristianos, un reconocimiento profundo de la importancia del cosmos: cuerpos, comida, tierra, agua y cuanto alimenta nuestra vida como personas en el planeta. Jesús es plenamente parte de este mundo. Puede sorprender que cure usando su saliva y el barro de la tierra, pero es congruente con este sentido real del mundo creado como partícipe en la acción de Dios de llevarnos a una nueva vida.Que la tierra –su cultivo y propiedad- origine a menudo desigualdades económicas y prácticas de empleo degradantes, es de temer. He ahí, por ende, un desafío conjunto para cristianos unidos. Los ecumenistas, por eso, dan gracias al Dios de vida por la tierra y por quienes la cuidan para que fructifique. Ayúdenos su Espíritu, dador de vida, en el aprecio a la tierra y su cultivo, en el respeto a la creación y a su Autor. Caminar, por eso, con Jesús implica tantas veces para los ecumenistas traer sanación a una tierra herida y convulsa y, por ende, necesitada de cuidado y armonía.

Investigadores intentan buscar el agua más pura del mundo en Antártida
(coloriage glacier, iceberg)

Pedro Langa Aguilar

Hablamos de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.

Entrevista al EQUIPO ECUMENICO SABIÑÁNIGO en la CADENA SER este miércoles día 23 de enero a partir de las 13'00 horas.

Hablaremos de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, 2013 y de los actos preparados con tal motivo.

Nos podrás escuchar en el 89.1 F.M.
RADIO SABIÑÁNIGO - cadena SER.


domingo, 20 de enero de 2013

El Equipo Ecuménico Sabiñánigo en "antena"

Si quieres escuchar la entrevista que nos han hecho en COPE Jaca pulsa el siguiente enlace, va detrás del comentario de D. Julián Ruiz, obispo de Jaca y de Huesca (sobre el minuto 6'20)


http://www.cope.es/player/id=2013011822000001&activo=10

http://t.co/iciO25kR.

El EQUIPO ECUMÉNICO SABIÑÁNIGO en Mayo de 2012


20 enero. Reflexión del Prof. Dr. Pedro Langa Aguilar, OSA


CAMINAR HACIA LA LIBERTAD

Domingo, 20 de enero.- «Adorarán al Padre en espíritu y en verdad» (Jn 4, 23b)

La conversación con Jesús lleva a la mujer samaritana a un modo de vida más libre. «Tantas veces va el cántaro a la fuente…», decimos. Pero en esta ocasión no sólo no se rompió, sino que se llenó... de «agua viva». La de veces que nuestra inquieta mujer habría hecho aquel camino de ida y vuelta para recoger agua del pozo de Jacob: nunca, sin embargo, había reparado en lo que ahora observa. Esta vez se da cuenta de cuánta libertad esconden aquellas recatadas aguas del pozo que les había dejado siglos atrás el Patriarca. Y todo empieza por un extraño judío que de pronto rompe a dialogar. No le importa que ella, su interlocutora, sea mujer samaritana; salta por encima de barreras legislativas a ultranza que hasta prohíben saludarse a judíos y samaritanos. Desdichadamente en el actual ecumenismo todavía se interponen las cautelosas sombras de un frío y separador distanciamiento entre interlocutores de distinto credo. Predomina en la pantalla que el interlocutor que tengo delante es acatólico, y no, más bien, que es, como yo, hijo de Dios. Por ahí hay que empezar. Cuesta todavía trabajo admitir que el ecumenismo sea caminar no sólo hacia Dios, sino también con Dios. Y el ir humildemente de camino con Dios es como hacerse uno dicha caminata para recibir la libertad que sólo Dios concede… a todos los pueblos.

La samaritana no da crédito a lo que ve ni a lo que oye. Golpean las reticencias. Fluyen raudas las preguntas. El paso de injustas discriminaciones y prejuicios hacia la libertad proviene de su encuentro con ese Jesús sentado junto al pozo. Se pregunta intrigada y busca aliviar las cargas de su vida. El camino hacia una vida más libre se va abriendo ante sus ojos a medida que Jesús arroja luz sobre la compleja realidad de su existencia. Al final todo desemboca, como a la postre con el ecumenismo acontece, en dónde hay que dar culto. Pero culto en espíritu y en verdad. Aprenderlo según el ecumenismo demanda, conduce a ser libres de cuanto impide vivir juntos. Cuando dichos prejuicios acaben, tendremos vida en abundancia.Las cosas que nos separan –lo mismo como cristianos en busca de Unidad que en cuanto personas distanciadas por tradiciones y desigualdades injustas– nos mantienen, como a la samaritana, recelosos, sin terminar de abrir el corazón. Nuestra libertad en Cristo viene dada por el surtidor de agua que salta hasta la vida eterna. Transparente igual que el agua clara,el ecumenismo se traduce a menudo en saludable diálogo capaz de apagar la sed de Dios haciendo de los contertulios del entorno adoradores en espíritu y en verdad. La unidad de la Iglesia, por eso, se resuelve en súplica humilde al Espíritu para que su verdad nos haga libres y así, unidas nuestras voces, ser capaces de proclamar el amor de Dios al mundo, un mundo harto de guerras y menesteroso de Unidad.

Jesús en diálogo con la Samaritana

Pedro Langa Aguilar

sábado, 19 de enero de 2013

19 enero. Reflexión del Prof. Dr. Pedro Langa Aguilar, OSA


RESTAURACIÓN DE LA UNIDAD

Sábado, 19 de enero.- «Os llevaré de nuevo al suelo de Israel» (Ez 37,12)

La visión de los huesos secos, del profeta Ezequiel, reviste a menudo puntuales aplicaciones ecuménicas. Es por de pronto aplicable a la recomposición de la unidad rota. Unitatis redintegratio dice que el ecumenismo aspira precisamente a una verdadera y misteriosa restauración de la Unidad. El restablecimiento mesiánico de los huesos secos tiene, pues, su oportuno reflejo en las divisiones eclesiales cuya recomposición trasciende con mucho las fuerzas humanas. Ezequiel profetiza obedeciendo a Dios, y a su conjuro del espíritu se produce el milagro de la rehabilitación mesiánica de Israel. Pero el protagonismo es de Dios. Y la energía restauradora, del Espíritu. El conjuro profético no viene a ser sino la divina palanca que pone en marcha tan complicado mecanismo, para lo que se requiere siempre la fuerza de lo alto. En la Unidad se ha de tener bien presente que actúa la Gracia, transforma el Espíritu y dispone Dios, sólo Dios. Los humanos, al cabo, no pasan de meros instrumentos cuyo papel es indelegable, sí, mas nunca a colocar por encima ni al margen de Dios. Yerran gravemente, pues, quiene safirman que la causa de la Unidad es un invento humano. ¡Y son, por desdicha, no pocos los que así piensan y escriben! Más valdrá destacar lo que no deja de ser misterio de la Iglesia que reclama el constante seguimiento de los fieles. Lo cual, digamos, es tanto más sorprendente cuanto que dicha ruptura nos adentra en lo más profundo y misterioso del cuerpo eclesial hecho para la Unidad.

La metáfora de los huesos secos en clave ecuménica conduce también, y de qué manera y con cuánta frecuencia, al duro lamento de la casa de Israel, hoy a menudo repetido en convenios y encuentros de Iglesias divididas que no dejan de gemir con el profeta: «Nuestros huesos están secos, hemos perdido la esperanza, todo ha acabado para nosotros» (Ez 37,11). Queja muy común, ciertamente, que parece dar voz a la experiencia de innumerables personas en el mundo entero, cuyo sufrir– compartido por el Crucificado- habla con elocuencia de incomprensiones, ataques y persecuciones sin fin en todo el planeta. Sufren por  cristianos, sin duda, o sea por el atropello de unos derechos que tan sabiamente aparecen diseñados en la declaración Dignitatis humanae. Pero sufren más todavía, si cabe, por cristianos divididos, esto es, sin las ventajas que, según el decreto Unitatis redintegratio, la Unidad reporta. La visión del profeta Ezequiel, en suma, permite suplicar al Padre: Manda tu Espíritu para que insufle vida y sanación en nuestras rupturas intereclesiales, de modo que los cristianos podamos testimoniar juntos la justicia y el amor de Cristo. Pentecostés suplica y canta al Espíritu Santo: Doma todo lo que es rígido, funde el témpano y encamina lo extraviado.

El valle de los huesos secos (www.loswl.deviantart.com)

Pedro Langa Aguilar



“¿QUÉ EXIGE EL SEÑOR DE NOSOTROS?”

Comentario en la Semana de Oración por la Unidad de los cristianos de D. Julián Ruiz Martorell, obispo de las diócesis de Jaca y de Huesca. 

“¿QUÉ EXIGE EL SEÑOR DE NOSOTROS?”

Queridos hermanos en el Señor:
Os deseo gracia y paz.
El “Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos” publicó en 1993 el “Directorio para la aplicación de los principios y normas sobre el ecumenismo”, donde se afirma: “El movimiento ecuménico pretende ser una respuesta al don de la gracia de Dios, que llama a todos los cristianos a la fe en el misterio de la Iglesia, según el designio de Dios que desea conducir a la humanidad a la salvación y a la unidad en Cristo por el Espíritu Santo” (n. 9).
El número 15 de la Constitución conciliar “Lumen Gentium” recogió ampliamente los “elementos de santificación y de verdad” que, de diversos modos, se encuentran y actúan fuera de los límites visibles de la Iglesia Católica: “Son muchos, en efecto, los que veneran la Sagrada Escritura como norma de fe y de vida y manifiestan un amor sincero por la religión, creen con amor en Dios Padre todopoderoso y en el Hijo de Dios Salvador y están marcados por el Bautismo, por el que están unidos a Cristo, e incluso reconocen y reciben en sus propias Iglesias o Comunidades eclesiales otros sacramentos. (...) Se añade a esto la comunión en la oración y en otros bienes espirituales, incluso una cierta verdadera unión en el Espíritu Santo. Éste actúa, sin duda, también en ellos y los santifica con sus dones y gracias y, a algunos de ellos, les dio fuerzas incluso para derramar su sangre. De esta manera, el Espíritu suscita en todos los discípulos de Cristo el deseo de trabajar para que todos se unan en paz, de la manera querida por Cristo, en un solo rebaño bajo un solo Pastor” (LG 15).
Podemos recordar las palabras de Juan Pablo II en “Novo Millennio ineunte”: “La confianza de poder alcanzar, incluso en la historia la comunión plena y visible de todos los cristianos se apoya en la plegaria de Jesús y no en nuestras capacidades” (NMI 48).
Cuando un cristiano es consciente de que la falta de comunión plena no se corresponde con los deseos de Cristo, siente pasión por la unidad y se convierte entonces en un “apasionado por la unidad”.
Para conseguir la restauración de la unidad perdida de los cristianos hemos de aportar todo nuestro esfuerzo y, sobre todo, hemos de pedir la ayuda de Dios. No debemos olvidar que “la unidad es la meta, y la oración el camino”.
La promoción de la unidad de los cristianos es una respuesta a la oración de Jesús: “para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado” (Jn 17,21). La oración de Jesús es a la vez imperativo que nos obliga, fuerza que nos sostiene y saludable reproche por nuestra desidia y estrechez de corazón.
Nuestros esfuerzos, siendo humanos, se inspiran en la voluntad divina y son
posibles gracias a la acción del Espíritu Santo. Más que una actividad, la búsqueda de la unidad es una vocación, una actitud y un deber de todos los que creemos en Cristo.
En la acción ecuménica actual se necesita compromiso, responsabilidad, superar el conformismo y el miedo a la diversidad dentro de la unidad. Pero, especialmente, se necesita la conversión del corazón, que nos hace suficientemente humildes para reconocer que no podemos estar satisfechos con el estado de nuestras divisiones.
Recibid mi cordial saludo y mi bendición.